Marco Martos: “La poesía nunca me ha defraudado”

Marco Martos, poeta y catedrático. Marco Martos. Foto: Juliane Angeles

Por Juliane Angeles Hernández
Foto: Lee Poesía

Desde hace más de 40 años, un poeta de la generación del 60’ camina a paso firme por los pasillos y aulas de la Facultad de Letras de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Su nombre es Marco Martos Carrera (Piura, 1942). Conversar con él es estar al frente de uno de los responsables del mítico Taller de Poesía de San Marcos, que abrió sus puertas en 1970. En esta entrevista, el vate piurano nos habla sobre la poesía, San Marcos y su último libro El espíritu de los ríos.

 


Le ha dedicado más de 40 años a San Marcos, ¿cómo ha influenciado la universidad en su poesía? 
Creo que la universidad es un lugar privilegiado donde uno establece relaciones con distintos números de personas, con distintas capacidades, y en realidad todos somos alumnos en el sentido que aprendemos de todos. Yo me he nutrido de mucho, no solo de las bibliotecas sino de las conversaciones, y muchas veces he aprendido de los propios alumnos.

En su época como estudiante en San Marcos, ¿recuerda a un poeta en especial?
A Wáshington Delgado. Él fue mi profesor en la Universidad Católica, tiempo después él se pasó a San Marcos y yo vine casi detrás de él porque para mí es el modelo de profesor, de maestro, y además, un poeta de grandísima calidad de la generación del 50′. Principalmente por su libro Para vivir mañana del año 59 que fue para mí un modelo.

Cualquier persona que ingrese a San Marcos puede ser testigo del aprecio de los alumnos hacia su persona. ¿Qué significa eso para usted? 
Es algo extraordinario. Es un motivo de alegría personal, es lo que finalmente uno se lleva de la universidad. Hay una cosa que he practicado, también hay teóricos que se han expresado sobre eso. Uno de ellos viene de la biología, Desmond Morris, quien menciona que la universidad, en general, la enseñanza, se parece a un cuartel, en el sentido que hay personas que están abajo y otros están arriba. Lo que hace que se mantenga la disciplina militar es la jerarquía, en la universidad es exactamente al revés, pero todo avance es para disolverla. El momento más importante en la vida de un estudiante universitario es el momento de la graduación, cuando se licencia, se vuelve magíster o doctor, se vuelve igual que el profesor. Entonces esa voluntad de disolver esa jerarquía es lo que mantiene la energía universitaria. Hay también profesores y alumnos que no son así, pero la tendencia de la universidad entera es eso: felicidad porque los alumnos se gradúan y alcanzan lo que merecen.

Hay algunos poetas y escritores que han dejado de escribir por un período de tiempo, pero después han vuelto a la escritura. En el caso de usted, ha sido bastante continuo. ¿Por qué escribe ahora?
Yo he ido adquiriendo una práctica de escritura cada vez más suelta. Podría decir que es el destino. En los primeros años en los que escribí poesía mi promedio era un libro cada cuatro años. A partir de los 80′ del siglo pasado fue más rápido y ahora es un libro por año. Puedo hacerlo. Es lo que hago con más gusto en la medida que uno va llevando decepciones en la vidaLa poesía nunca me ha defraudado y siento que es mi manera de estar en el mundo: escribir poesía.

¿En qué momento escribe?
Escribo todos los días. Escribo generalmente muy de mañana. Me he impuesto eso. Me guía un pensamiento de Picasso: ‘Si la inspiración me llega que me encuentre trabajando’, ese es mi lema.

¿Cómo nació el Espíritu de los ríos? 
Yo siempre quiero hacer libros diferentes al anterior. Es una regla. Hurgando en mi propia memoria una de las cosas que más me ha impresionado desde joven es la Selva. Y yo tuve ocasión, cuando estaba joven, de ir a Ayacucho, y de trabajar en la universidad de Ayacucho. Conocí la Selva de Ayacucho a los 25 años. Y eso para mí fue muy importante. Es el impacto de lo desconocido, en este caso no de ciudades, sino de la propia Selva es la zona que ahora se llama VRAE lo que conocí en esa época que era apacible, el río San Francisco y los alrededores. Eso quedó ahí como un gran recuerdo y años más tarde, en este milenio, he ido muchas veces a Iquitos y a Moyobamba y he conocido sus alrededores, y el resto es contacto con gente de la Selva. Uno de mis amigos más cercanos es amazónico, Gino Ceccarelli, quien hizo la portada del libro, y contacto también con gente de Antropología y lecturas. Particularmente un libro que me ha impresionado se llama La serpiente cósmica, el autor es Jeremy Narbi, es un suizo biólogo, que pasa largas temporadas en la Selva, actualmente está en la Selva. He leído a Lévi-Strauss. Soy antiguo amigo de una lingüista Clotilde Chavarría, ella es especialista en lo que es ceja en Madre de Dios.

El libro tiene un concepto pre -definido. ¿Desde cuando empieza su escritura?
Hace año y medio. Yo quería digamos, desde el punto de vista teórico, evidentemente yo no soy de la Selva, pero soy de Piura. Se trata de poesía intercultural, y esto es precisamente por ser de San Marcos, porque aquí tenemos mucho contacto en términos históricos con las culturas diferentes a la occidental. San Marcos fue un baluarte ya en el siglo XVI de comprensión de la cultura quechua y aymara y el resto de culturas. Si hay que buscar una institución que las estudió primero fue San Marcos. Lo mismo, los estudio sobre la Selva está en la ONG’s pero están en la universidad, en la universidad se aprenden las lenguas. Inclusive aquí ha habido una persona Felipe Huayhua, que es un aymara, y ha sido jefe del departamento de lingüística. San Marcos mismo es una universidad intercultural y particularmente la facultad de Letras, en ese sentido procuro no tener un visión de fuera sino de adentro. Hay una anécdota de Lévi-Strauss se identifica tanto con la cultura Bora que hay en Brasil en Perú que en un momento va como un representante de los Boras a comprar cosas a París y en un momento cuando está comprando anzuelos y redes piensa: ‘yo soy un bora que está en París o un francés que va donde los boras’. Yo no he llegado a eso, pero sí es cambiar la percepción. De alguna manera creer en el animismo de los pueblos de la Selva, considerar que el ayahuasca no es probar una pócima para ver qué tal me va, sino que es definitivamente un viaje a lo desconocido, un viaje que tiene que ser guiado y que tiene características científicas. Y esto es lo que hace Narbi en su libro mirar con otros ojos las prácticas sociales de los habitantes de la Selva.

¿Los poetas deberían hacer ese cambio de perspectiva?
No digo que tengamos que hacerlo, pero hacerlo es bueno. Y de alguna manera la poesía pretende ser o quiere ser o es el lenguaje original, o sea un lenguaje no contaminado, ser lo más puro posible en el sentido más extenso del término.

Últimamente publica sus poemas en Facebook, ¿qué opinión le merece las redes sociales?
Yo he hecho una reflexión para mi mismo de cómo hay ciertos inventos que revolucionan la vida del ser humano, particularmente lo que tiene que ver con comunicaciones. Cristóbal Colón vino cinco veces a América y ese fue un récord por varios siglos, porque los siguientes tres siglos las personas que vinieron desde Europa vinieron dos veces. La aparición del automóvil al fines del siglo XIX fue algo absolutamente extraordinario. El siguiente invento grande en comunicaciones es el avión, pero lo más fabuloso que ha ocurrido en mucho tiempo es la comunicación del Internet, la computación y todo lo que viene con ello. Con sus peligros también, que son los silencios entre personas que comparten espacios, gente que no conversa, que está con sus teléfonos, bueno esos son los riesgos, pero el beneficio es enorme para los estudios y la comunicación. En el caso de la Literatura y la poesía, es lo mismo que escribir en una pared interoceánica, no hay ningún criterio de selección, pero la gente puede seleccionar. El criterio de selección personal puede seguir existiendo y yo creo que es muy positivo.

Los peruanos leemos menos de un libro al año… 
Yo creo que no es tan importante la cantidad. Pero si para quien no lee nada. Como promedio de vida una persona que ha leído 50 libros en su vida, ha leído poco, pero hay gente que no lee ninguno. Son importantes la relecturas. Yo sé perfectamente que uno no puede abarcarlo todo, pero me reservo esto: la voluntad de conocer a los premios Nobel, aunque sea un libro, y más o menos seguir la cultura peruana y latinoamericana. Sin embargo, uno tiene ciertas preferencias, a mi siempre me ha atraído lo desconocido, y lo desconocido es lo más lejano al Perú, me ha atraído particularmente la Literatura oriental, la poesía china, lo japonés, lo hindú, pero no se puede todo.

El Perú tiene una importante tradición literaria, ¿cree usted que nuestro país es ingrato con los literatos?
Creo que sí. Creo que no está suficientemente valorada. No solamente la Literatura sino el estudio. [Por ejemplo] a la hora que nosotros mencionamos al Perú, cómo es reconocido fuera, los nombres que afloran en primer lugar son de literatos: César Vallejo y Mario Vargas Llosa. Y si buscamos un poco más, el Inca Garcilaso de la Vega y José María Arguedas. Tres de esos cuatro son de San Marcos. Sin embargo, aquí en San Marcos las investigaciones en Literatura son preteridas con un criterio cientificista que yo rechazo de cabo a rabo, y a través de mediciones que son de las ciencias puras; registros internacionales y publicaciones en revistas que no leen los peruanos. La universidad San Marcos me acaba de rechazar una investigación sobre César Vallejo, no sé con qué criterio. Es sobre los Heraldos Negros y se supone que soy uno de los investigadores más reputados sobre Vallejo en el Perú, diría que en América.

En ese sentido, ¿cree que hay aliento para los poetas jóvenes, las nuevas generaciones?
Lo que hay que cambiar es la forma de medir. Y esa es una lucha para los jóvenes, que las Humanidades tenga la misma relación que las Ciencias Exactas. Nosotros aprendemos en la universidad, y yo soy uno de lo convencidos de la importancia de los estudios de las Ciencias Exactas o las Ciencias básicas. Pero ocurre al revés, las personas que dirigen la Universidad, pero no solo la Universidad, Concytec muestran una gran indiferencia e ignorancia respecto a eso. Deberían leer a los científicos mismos, a los más reputados del mundo, comenzando por Albert Einstein y siguiendo por personas que tienen una gran compresión de las dos áreas; George Steiner, quien menciona la necesidad de complementariedad entre las Ciencias y las Humanidades.

Su poema ‘El Perú’ se viralizó en Facebook cuando ocurrieron los desastres en varias regiones del país. También suele ser compartido cada 28 de julio… ¿Cómo nació este poema?
Le tengo mucho cariño a ese poema. Es el único poema de todos los que he escrito que ha sido inducido por por una persona: Luisa Pinto, una amiga mía, una profesora muy conocida en nivel escolar. Ella me dijo ‘quisiera pedirte algo: que escribas un poema que enseñe a los niños a querer al Perú. ¿Por qué queremos al Perú? ‘Qué difícil’, le dije. ‘No lo puedo hacer’, pero me insistió muchas veces a lo largo de años. Y un día le dije que lo iba a hacer. Lo pensé un poco y escribí el poema. Y solo año después pude ver que lo que yo había dicho en un poema coincidía con lo que decía un gran historiador francés sobre la noción de patria: Jules Michelet. Es decir, la idea no es estar junto en el pasado, sino estar juntos en el porvenir, que es lo mismo que yo había dicho en el poema. Él lo dijo antes, pero yo no lo había leído.

¿Cómo ve la poesía escrita por mujeres? ¿Cree que la labor de las escritoras todavía no ha sido reconocida como merece?
Eso es por el patriarcado que envuelve a la sociedad. El Perú en términos históricos es una tierra privilegiada respecto a la escritura de mujeres. Empezando por Amarilis y siguiendo por las escritoras novelistas del siglo XIX: Clorinda Matto de Turner, Mercedes Cabello de Carbonera, y siguiendo por las poetas del siglo 20, una gran poeta como Magda Portal, otra grande Blanca Varela, y en medio una pleya de escritoras. En el caso de la poesía, una de ellas fue María Emilia Cornejo, quien vino al Taller de poesía de San Marcos, se formó acá, era estudiante cuando tomó esa decisión terrible, y sin duda, ella abre una ventana a lo desconocido. Yo no sé por qué le dicen ‘poeta erótica’, yo creo que el erotismo aparece en su poesía, pero no es el rasgo principal, el rasgo principal es la categoría mujer, que ella reclama. Ahora desde el punto de vista teórico, yo sé perfectamente otra cosa que se menciona poco: la idea de que el mejor creador -en el sentido que logra expresar mejor- es humano. Tiene figura humana, y puede ser hombre o mujer. Y ese hombre y esa mujer tiene en su cerebro capacidades andróginas, tanto masculinas como femeninas, y eso vale. En la novela se siente perfectamente cuando un hombre maneja muy bien las categorías femeninas y los grandes ejemplos son Flaubert y Tolstoi, Madame Bovary y Anna Karenina, pero también se da en mujeres, el mejor ejemplo es Marguerite Yourcenar, en Memorias de Adriano, se mete en la cabeza de un hombre y escribe los sentimientos de un hombre. En la poesía también, el mero hecho de escribir poesía tal vez sea femenino, en la clasificación tradicional, pero uno tiene que estar en más de un lado. Blanca Varela sería un ejemplo clásico de persona que lo consigue, no solo en un poema, en el poema Puerto Supe, sino que a lo largo de su producción expresa lo humano general, también lo masculino y lo femenino. La mejor poesía de mujeres puede ser que incluya el feminismo, pero tiene que abarcar más.

¿Cómo ve el futuro de la poesía peruana? ¿Qué caminos cree que se deberían explorar más? 
La característica de la propia vida es el movimiento, nunca sabemos que vendrá, es la emoción de cada generación Me acuerdo de un poema de Paul Éluard que dice ‘yo conozco todos los sitios donde se posa la paloma y el mal natural es la cabeza del hombre, el amor a la justicia y el amor a la libertad han creado un fruto que jamás se pudre porque tiene sabor de felicidad, que la tierra produzca, que la tierra florezca, que la carne y la sangra vivas jamás sean sacrificadas’. Esa es la idea de algo permanente, la búsqueda de un mejor destino para los seres humanos. Hay nuevos desafíos, nuevas dificultades, así como estamos elogiando al Internet, así como sirve para la poesía, sirve también para el delito, el desorden. Vivimos en épocas muy sombrías en cada país, pero siempre tenemos esperanza. Creo que eso no hay que perder y creo que el ser humano no lo pierde.

¿Cuál es el valor de la poesía en la actualidad?
Desde la época de Charles Baudelaire la poesía viene muriendo, dicen que muere, pero no muere. Entonces si nosotros vemos toda una serie de cosas que han ocurrido en los dos últimos siglos, cada vez que ha aparecido un nueva manera de expresión, se ha considerado que la anterior queda desechada. Se pensó que el cine iba a acabar con el teatro y no ocurrió. Se pensó que la fotografía iba a acabar con la pintura, tampoco ocurrió. Se pensó que la televisión iba a acabar con el cine y tampoco ocurrió. El cine más parece más vigoroso que a televisión. Siempre ocurre eso y la poesía, aunque ha cambiado a lo largo de los siglos, se mantiene de los griegos. Un poema fresco, contemporáneo, puede haber sido escrito por Arquíloco y hasta por Homero, hay algo que está ahí que va más allá de los medios con que se difunden, y la poesía conserva, algo que yo he llamado ‘El perfume de la oralidad’, y la oralidad no va a desaparecer con el ser humano, sino cuando desaparezca el hombre.

 

*Entrevista originalmente publicada el 28/07/2017.

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