Katherine Zárate
Huancaína en Lima. Estudió Literatura Hispánica en la Pontificia Universidad Católica del Perú. Cuando no escribe poemas o cuentos infantiles, los ilustra. Actualmente, dicta talleres de escritura creativa. Sueña con un programa de radio.
Foto: Katherine Zárate
Composición: Lee Poesía
Underground
No puedes arrojarte pastillas ni ahorcarte cuando duermes. Tampoco subir al cielo para
que un ángel te empuje.
Entonces, ¿qué te queda?
Por ahora, crecer bajo la tierra.
Como la papa,
como los muertos,
como un tesoro escondido.
1977
Heredé de los muertos el temor a los pájaros
y recibí de la soledad un hogar donde ocultarme.
Máquina del tiempo
Había decidido romper los votos con la nostalgia y volver a la edad que tengo. Era yo de
regreso con años menos de los que creí haber vivido. No iba más a conversar con los
muertos ni predecir su futuro. Si lograba adormecer al recuerdo, mi cabello podría ser
otra vez oscuro. Ahí estaba yo, de nuevo, sin espejos en blanco y negro.
Haber dejado el pasado no me impide verlo acorazado en el mar o en la sombra de un
pájaro ahogado. He ahí mi nef des fous: con flores apolilladas y vinilos en medialuna.
Eso era vivir…vivir tiernamente a solas.
H.E.A.R.T
Caminábamos descalzas con una cubeta de hielo y dos botellas de aguardiente. Eran las
seis menos cuarto y en la calle solo transitaban nuestras reencarnaciones. ¿En la tuya o
en la mía?, le pregunté. No hubo respuesta en ese momento. Solo pude percibir su boca
moviéndose como media luna.
— ¿Un cigarro al menos?
— ¿Una barra de chocolate?
— Vamos, te abrazo.
No sabía cómo consolarla hasta que comprendí lo que debía hacer. Saqué un pañuelo de
mi chaqueta, le acaricié la cabeza y le dije: Está bien, lo buscaremos allá.
Y fuimos a buscar su corazón en una carnicería.
Críasueños
Hay un poco de sangre en las agujas de un sueño. Me ha perseguido toda la madrugada
para coserme la boca por si se me ocurre hablarte mientras duermo.
Sang rose
Hoy he caído en tus manos al despertar. Me pregunto si este vidrio en mi espalda
proviene de tus ojos o de alguna ventana que olvidé cerrar. Ahora que no estoy en tu vida
y solo en tus manos, ¿me ayudas a bajar?
Solo necesito que me dejes en algún puente o una taza de café. Cualquier distancia es
enorme, suicida, cuando no estás conmigo.
Lola
Se levantó sin imaginar que al bostezar frente al espejo nada saldría.
Había perdido su lengua durante la noche.
Su lengua rosada que cambiaba de color con el aguardiente.
Su lengua salvaje que empujaba a sus dientes cuando le tocaban la espalda.
Su lengua hecha flema que arrastraba de un lado a otro cada vez que no lo encontraba.
Su lengua fotocopiada en la pared de alguna habitación de hotel.
Su lengua arrugada al soplar la última vela de cumpleaños.
Su lengua bailando flamenco dentro de ti.
Que alguien le alcance una hoja en blanco.