La joven poeta Elvira Sastre fue una de las invitadas a la Feria del Libro de Buenos Aires. En su paso por la capital argentina, la autora de seis libros, aseguró que, en España, la poesía ha dejado de ser reservada a unos pocos.
Foto: Facebook Elvira Sastre
«Pese a que en España hay un boom de gente que escribe, siempre digo que no hemos inventado nada. Hubo un cambio: se empezó a hacer poesía más alejada de lo clásico y de lo indescifrable. La poesía era algo reservado a unos pocos, a los eruditos», explica a Infobae Cultura.
Sastre descubrió la poesía en la adolescencia, en sus clases de Lengua y Literatura del instituto, pero aprendió a leer desde muy niña gracias a dos grandes lectores: sus padres. “[La poesía], al principio no me llamó la atención porque me parecía medio complicada, medio envuelta y no sabía recibir el mensaje que me quería decir la poesía más clásica, pero cuando llegué a [Gustavo Adolfo] Bécquer dije: ‘Vaya, esto me está contando algo que entiendo y, de alguna manera, que necesito’. Y luego di el salto a la Generación del 27 y ahí ya lo confirmé».
Sus lecturas sobre literatura y poesía la llevaron a incursionar en la escritura. Sastre dice que empezó a escribir porque “en ese momento” le pasaban cosas que no comprendía. La escritura, en su caso, inicia como un desahogo. “Entender las cosas que pasaban en el mundo y las cosas que pasaban en mi mundo, y ponerle palabras. Empezó siendo así y para mí sigue siéndolo».
A sus 26 años, la poesía se ha convertido en un alimento indispensable. «La poesía es fundamental y más ahora, con el momento que estamos atravesando, no solamente en España sino en el mundo entero, de desolación, de guerra, de malas noticias, de asesinatos. Creo que la poesía tiene ese poder de conectar con la parte más íntima de las personas, la que está ahí dentro, que en muchísimos casos está muy escondida».
«A mí me sienta bien estar triste»
Durante la entrevista con Infobae Cultura, Sastre reflexiona sobre el exceso de positivismo que hay en las redes sociales y la negatividad que se le atribuye a la tristeza. «No podemos estar felices toda la vida ni estar tristes siempre. Siempre hay una emoción que te saca de la otra emoción. Es algo complementario: cuando estás enfadado, se te tiene que pasar porque de repente te llega algo de calma. Con el amor pasa igual. Yo soy muy analista, me analizo mucho a mí misma, gracias a lo que escribo. Sé reservar huecos para distintas emociones».
«Me he encontrado con mucha gente que no se permite estar triste. A mí me sienta bien estar triste, entonces no es algo contra lo que lucho, porque cuanto más equilibrada esté una persona, más acepta ese tipo de historias», agrega Sastre, quien se considera una persona muy solitaria.
La crítica y un nuevo proyecto
La autora de Aquella orilla nuestra, su último poemario, es consciente que “a veces te valoran sólo por el canal que usas y te ponen la etiqueta de ‘salida de internet’, más allá de leerte o no leerte, como que te valoran menos”.
Sastre cree que es absurdo que se intente desprestigiar a algunos poetas porque tienen más éxito y más lectores. “Si la lee mucha gente y el gran público, entonces ya no es bueno. Cosa que al final es algo absurdo porque si tantos lo leen será que algo debe tener. A ese tipo de críticas yo trato de no hacerles mucho caso. Además Internet, todo sabemos, es un cable de gente con ganas de hacer mucho daño, entonces yo hago caso a la crítica que me ayuda a mejorar, que es lo que a mí más me importa: mejorar y dar cosas nuevas«.
Nuevos rumbos. La joven autora prepara su próximo libro, que no será precisamente de poesía. «Ahora estoy con una novela que ya la he terminado pero estoy con las correcciones. Espero que salga el año que viene. Era algo que me apetecía probar. Pero sí que es cierto que hace unos años no me había propuesto publicar un libro, no lo había visto como un trabajo. Y desde que empecé a ver que era mi modo de vida y que la cosa iba en serio, uno tiene cuidado con las decisiones, a lo que le dice que sí, a lo que le dice que no. Consulto mucho con gente que me ayuda. Cada decisión que tomo lo hago pensando en si estaré orgullosa en el futuro».