Quinto manifiesto del Comando Plath por el 8M

Huelga feminista del 8M Huelga feminista del 8M. Foto: @chrisdielf4ncy

El Comando Plath sigue trabajando. Este miércoles el grupo de escritoras y artistas hizo entrega de su quinto manifiesto «¿Por qué paramos ¿Por qué marchamos? ¿Por qué nos plantamos» con motivo de la huelga feminista 8M.

Foto: @chrisdielf4ncy


¿POR QUÉ PARAMOS? ¿POR QUÉ MARCHAMOS? ¿POR QUÉ NOS PLANTAMOS?

 

Me imagino caminando sola, ebria y feliz cualquier madrugada.

Imagino una casa, un cine, una calle donde los hombres lloren libremente sin ser motivo de burla.

Me imagino en un bar sola o con mis amigas y que ningún tipo se nos acerque y diga “¿por qué tan solitas?”; un mundo donde las mujeres viajen solas y tranquilas porque no tienen miedo de ser acosadas, violadas, asesinadas y quemadas.

Imagino a Adriano Pozo entre rejas y a Arlette Contreras sonriendo al fin.

Imagino a mujeres libres de expresar su sexualidad sin ser vilipendiadas.

Imagino un mundo en el que no se subestime a las mujeres por serlo, donde las mujeres indígenas no sean consideradas ciudadanas de segunda clase; un país, mi país, donde el trabajo doméstico y de limpieza no sea hecho solo por ellas bajo sueldos de odio.

Imagino a mujeres que abran los ojos, rompan las cadenas y sean capaces de probar su propia fuerza.

Imagino un mundo donde ser lesbiana no sea un insulto.

Imagino a “mujeres fantásticas” en calles, universidades y bares sin miedo a ser agredidas.

Imagino un mundo donde pueda abortar si así lo deseo sin ser perseguida por ello.

Imagino un país donde abortar no sea morir en un consultorio clandestino.

Imagino un país donde abortar no sea usar palitos de tejer porque el dinero no te alcanza.

Imagino un mundo donde puedas elegir ser madre o no.

Imagino que en mi país las niñas NO sean madres.

Imagino que ninguna mujer tenga que ofrecer su cuerpo como medio de pago para subsistir.

Imagino un mundo donde la mujer que denuncia no sea violentada por médicos legistas, policías, fiscales, jueces, periodistas y opinión pública.

Imagino un mundo donde mi palabra tenga el mismo valor que la de cualquier hombre.

Imagino un mundo donde no me digan histérica, loca, bruja, amargada, eso te pasa por andar con las feministas, ¡te volverás machona! (y a mucha honra!)

Me imagino usando esa minifalda que tengo guardada hace años y que no uso porque si lo hago soy puta y me pongo como en un escaparate, provocando (Cipriani dixit).

Imagino que ni el Sr. F. (más conocido como el señor Mojito) ni otro similar aparece en la pantalla del chat enseñándome su pene sin que se lo haya pedido.

Imagino un mundo en el que no me digan cómo me debo portar si me violan-acosan–pegan y me arrastran por la calle de los cabellos.

Imagino un mundo donde las cosas se llamen por su nombre: (violentar y matar mujeres se llama FEMINICIDIO, entérense!)

Imagino que ninguna mujer muere por defender sus derechos.

Imagino un mundo en el que no esté obligada a acostarme con alguien solo porque me invitó a salir, pagó los tragos o fui a su departamento.

Me imagino blindada ante cualquier mano ajena no consentida, sin temor a que se noten mis pezones bajo la blusa. Me imagino a las niñas de mi barrio jugando en la calle y no metidas en casa ante el temor de convertirse en portadas de diarios sensacionalistas.

Imagino un mundo donde no tenga que decirle a mi hija que se cuide del mundo.

Imagino un mundo donde las mujeres no sean las que usualmente hagan el trabajo voluntario y no remunerado; donde estar embarazada y tener hijos no sean razones para ser rechazadas de un puesto de trabajo; un mundo en el que nunca serás “sospechosa” de haberte acostado con tu jefe cuando te ascienden.

Imagino un mundo donde el padre de tus hijos no te esté haciendo un favor cuando se quede a cuidarlos.

Imagino un mundo en el cual la palabra de la denunciante no vale menos que la del denunciado.

Imagino un mundo donde el rosa y el azul son para todxs.

Imagino que la ética del cuidado sea el motor del mundo.

Me imagino un mundo donde es mujer quien se identifica como tal aunque no tenga vagina.

Imagino un mundo donde no sea necesario hacer recitales de poesía escrita por mujeres para escuchar poesía escrita por mujeres.

Imagino un mundo donde la literatura escrita por mujeres deje de ser “una literatura menor”.

Imagino una universidad, un curso, un profesor cuyo sílabo está lleno de escritoras & escritores. Imagino que no se burlan de las escritoras y no hacen mofa de su escritura. Imagino que tu asesor no censura tu tema porque esas poetas “no son relevantes”.

Imagino que mis compañerxs pelean por lo mismo.

Imagino hogares donde los padres no les digan a sus hijas: “las presas grandes son para mis hijos varones”, y tú te sirves al final.

Imagino el día en que se deje de creer en que parir una niña significa MALA suerte.

Imagino un mundo en el que el mozo se dirija a mí y no le pregunte a mi acompañante hombre qué quiere la “señorita”.

Un mundo en el que las niñas no tengan que trabajar ni hacerse cargo de la casa.

Imagino una justicia donde las niñas no tienen que declarar una y otra vez, una y otra vez, una y otra vez, cien veces, el abuso del que han sido objeto por su padre, padrastro, abuelo, tío o vecino. Imagino que sus madres les creen y las acompañan. Imagino que se hace justicia y las niñas pueden ser mujeres realizadas y protegidas por la justicia de mipaís.

Imagino un mundo donde las defensoras de la tierra no son asesinadas

                                                                Ni amenazadas por transnacionales

Imagino un lugar donde términos como sensible, intuitivo, emocional, maternal, histeria, (agregue aquí cualquier otro estereotipo de género) dejen de ser endosados a la mujer, y se destierren los discursos que la construyen bajo tales categorías.

Imagino una sociedad en la que nadie me busque esposx, maridx, novix o amante para validarme y reconocerme, y más bien me dejen respirar y gozar tranquila de mi soledad.

Imagino un mundo donde las mujeres no se vean obligadas a casarse para escapar de la pobreza, donde nuestros cuerpos no sean mercancía, donde no me digan: “estas son cosas de hombres”

Imagino un país,  una ciudad, un instante donde no se me exija comportarme como una señorita.

Me imagino en un mundo donde otras mujeres no me excluyen por ser pobre, por mi origen étnico o mi color de piel.

Me imagino gritando por las calles: ¡el feminismo será anticapitalista o no será!

Imagino un mundo en donde la mujer migrante no sea racializada ni exotizada y que sus hijas no crezcan con vergüenza de su origen.

Imagino un mundo donde el feminismo no solo abogue por las mujeres de nuestra misma clase social; un mundo donde la revolución feminista provenga de la mujer pobre y popular.

Imagino a la mujer proletaria jugando con sus niñas a cambiar el orden de las cosas.

Imagino la revolución feminista.

También me imagino gritando:  ¡la precarización laboral tiene rostro de mujer!

Me imagino volando sin que me rompan las patas traseras.

Imagino los colegios y ciudades sin muros mentales ni físicos que perturben la alegría de las niñas y niños.

Imagino que para vivir no nos veamos obligadas a triples jornadas de trabajo.

NOS IMAGINO TODAVÍA SIENDO.

Imagino un mundo donde seamos socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres (Rosa Luxemburgo)

Comando Plath, 8 de marzo de 2018.

#8M NOSOTRAS PARAMOS DESDE DONDE ESTEMOS. CONTRA LA PRECARIZACIÓN DEL TRABAJO Y DE LA VIDA 

 

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