6 poemas de ‘Tempestad’ de Carla Atencio

Carla Atencio Carla Atencio. Foto: Morfi Jiménez

Carla Atencio Vergara (Lima, 1989).

Se ha desempeñado como investigadora y productora periodística en el ámbito editorial y televisivo. Asimismo, ha sido redactora en diversas revistas internacionales. Es creadora y directora del portal web de lifestyle The Solo Project. Además, se encuentra desarrollando un proyecto sobre la periodista alemana Dora Mayer, el cual espera publicar muy pronto. Fanática del teatro, las redes sociales, la moda, la gastronomía y el maquillaje. Tempestad es su primer poemario.

Foto: Morfi Jiménez


17

Sobre el mar gravitan mis ilusiones
se sostienen fuertes a la roca
corroída
y después
descansan

No hace falta complicarse con palabras
son ellas las que se complican para salir

de nuestras fauces
y sonar elegantes
aunque el 50 % de las veces no lo consiguen

He dormido veinte horas
para soñarte

Como una viuda
todavía puedo llorarte
aunque nada emerja de mis ojos para atestiguar
ni mi dolor
ni mi ira.

 

SUJETO TÁCITO

Escuchar el silencio se ha vuelto
una actividad continua
una actividad que repito
para no escucharte a lo lejos

Yo era sujeto tácito
yo no era la repetición
de las acciones
de cada día
que vivíamos
frente a frente

Estábamos
y éramos
como cohetes
huyendo de una final que estaba
predestinado
desde el día en que nos vimos
por primera vez

Ya no sé
si tiene algún sentido escribir
pero escribo
para recordar que hubo un tiempo
en que fui sujeto tácito
en una oración que repetías
sin entender que estaba presente.

 

HERIDO

El corazón herido no tiene escrúpulos,
no tiene frenos
no tiene alivio
no encuentra en nadie un refugio conocido
salvo en su torturador

El corazón herido no se apaga
con ningún switch
no se encapsula
no deja de golpear
no conoce la clemencia

El corazón herido me pesa
a veces no me deja respirar
me recuerda cuando era feliz
me llama de formas dulces y dolorosas
me pide que lo ayude a caminar

Mi corazón herido llora como un niño y yo
lloro con él, lo abrazo y lloro
no encuentro qué decirle
le hago promesas vacías para que
me deje sanar.

 

SANTIAGO

Ya he escrito mil páginas desde mi espina dorsal
páginas que mueren vivas y nacen yermas
se dilatan. Chasquean. Pujan.

¿Quién es él sino el demonio en sí?
el error de mis errores
el horror de mis horrores
la semilla que me fecundó
el hijo que no tuve
un niño que traspasó mis manos y pintó
mis sábanas borgoña una mañana sucia. Junio del 92.

El aroma es asfixiante
[hemos usado demasiado desinfectante
para limpiar a los testigos]

Y si él no calla, yo me lastimo
porque me enseñó a odiar mis propias letras
y mi propio estilo

Quiero que calle para olvidar
que de mí ha comido y bebido
quiero idealizar sus golpes
confundir sus insultos en mi cabeza
voy a esconderlo de mí

Para respirarme.

 

EQUINOCCIO

Tú y yo
nos hemos roto
por el mismo sitio
nos hemos enfrentado
a la misma tempestad
compartimos
la desesperanza, la agonía
el ego destructor
somos
canallas
en el amor y en el desconcierto

Tú y yo
nos hemos visto
una y otra vez
nos hemos tocado
donde estábamos heridos
hemos escuchado
en la voz del otro
nuestros peores miedos
y delirios

Tú y yo
hemos sido sangre, hermanos,
hemos sido marido y mujer
hemos limpiado
nuestra peste
nuestros gritos
hemos arrojado al fuego
nuestra salvación

Cuando callo, puedo escucharte
cantando,
llamándome,
repitiendo tus promesas
de un futuro
vacío { }.

 

ANGUSTIA

Ojos equívocos
angustia
ecos de un adiós que no termina
ni empieza
la ceremonia de una vida perfecta
que yo soñé para mí

Ecos de lo que fui contigo
de la persona que trato de ser
pero a veces olvido
una identidad que no perdona
haberme perdido
para ganarte a ti

Esto soy yo o lo que resta de mí
versos inválidos que se arrastran
muñones toscos que escarban
la piel blanca de tu sombra.

 

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